En tiempos oscuros, Jesús aparece,
con poder divino, los milagros acontece.
Ciegos recobran la luz en su mirada,
y el dolor se desvanece, ya no queda nada.
Cuado da la orden, el agua se convierte en vino,
y a los hambrientos sustenta con pan y peces en el camino.
En la tormenta, calma el mar en su poder,
sus milagros son un faro, un amanecer.
En la vida cotidiana, en lo más sencillo,
Jesús obra maravillas, su amor es un cimiento.
Milagros de fe, de esperanza y de amor,
en su nombre, encontramos salvación y ardor.
El poder de Jesús, eterno y sin fin,
en cada corazón, en cada alma, brilla con clarín.
Milagros divinos, en cada paso que da,
Jesús, luz y guía, por siempre estará.
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