Tengo que aprender a soltarte.
Y mirarte desde lejos y ennsilecio.
tengo que aprender a fingir que no me duele.
Es una agonía, lenta, inexplicable, que no deseo a nadie.
Vivir sin saber de ti, y no poder preguntarte, no por que no quiera saber.
Sino evitar preguntarte por que no deseo incomodarte.
Cómo luchar por ti y demostrarte que te amo.
Si estoy lejos de ti y tampoco puedo verte, no por que no quiera,
sino por que entiendo que ya no quieres verme.
Mi corazón se quedó contigo.
En el último recuerdo bonito cuando pasamos juntos los últimos días,
luego te fuiste y esperaba con emoción tu regreso.
Luego ya no contestabas y no me decías amor.
Veía que te ivas enfriando y yo sin poder estar allí para saber el por qué.
Mientras aquí me aferraba a Dios, y le clamaba durante el día poder verte.
La agonía se hizo intensa cuando me dijiste que no querías volver y no me amabas.
Prepare con tanta emoción el lugar donde viviríamos,
Esperaba con tanta esperanza tu llegada.
Después de un largo tiempo lejos de ti y nuestros hijos.
No puedo vivir sin ellos, me desmorono y colapso en sufrimiento,
imaginar que no podré verlos crecer, ayudarlos en sus tareas,
besarlos antes de dormir, acompañarlos al colegios.
Cada día que pasa es más que una tortura mental.
Termino muy desbastado, me destruye la ansiedad y depresión,
cosas que nunca sentí antes, de las cuales había escuchado pero nunca vivido.
Perderte a ti, perder una vida junto a nuestros hijitos,
perder el trabajo y no tener para sustententsrlos.
No sé qué será de mi. Me toca vivir por fe. Sé que Dios proveerá,
pero cuanto deseo dar mucho más, me refiero a todo de mi. Para ti y para ellos.
No sé que más decir. Mis ojos me duelen y el pecho también de tanto llorar.
Es insoportable. Solo Dios me ve y comprende este gran dolor.
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