Llovió toda la noche, y muy fuerte,
pero al pensar en ti,
cada gota me decía:
Que me extrañas, como yo a ti,
cada gota fue como un beso tuyo.
Cada rayo, la electricidad
que recorre mi cuerpo al recordar
el reflejo de mi mirada namorada en tus ojos,
y cada trueno y relámpago
fue el eco del latir de mi corazón.
Ahora entiendo por qué
las muchas aguas no podrán
apagar el amor.
La naturaleza de Dios
esta a mi favor.
© Por: Gerson Vega
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