Sentir tu abrazo y tenerte tan cerca. En medio del frío,
con tu abrazo me siento abrigado y calientito.
Tu mirada y tu sonrisa aceleran mis latidos,
me olvido del ruido, del frío y no quiero que pase el tiempo.
Es tan especial, quisiera que siempre sea así.
Pero sin la parte en la que tengo que despedirme de ti y subir al bus.
Aun así, regreso feliz, de haber compartido un momento tan especial contigo.
A haber invertido el tiempo en lo que nos ayuda
para fortalecer nuestra fe y mantener la mirada puesta en Jesús.
© Por: Gerson Vega
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